ACTIVIDAD
HALLOWEEN “Relatos, personajes, fragmentos, frases y autores famosos
relacionados con el misterio y el terror”
TODOS LOS CURSOS.
a) Deben
buscar algunos de los relatos que se aportan en el listado -u otros que
conozcan- y seleccionar los fragmentos más terroríficos.
b) Buscar
más autores que se dediquen a escribir relatos de terror.
c) Añadir
más relatos a los autores del listado tanto y seleccionar los fragmentos que
más le gusten.
d) Resumir
brevemente la historia que se cuenta en alguno de los relatos.
e) Buscar
información sobre los personajes literarios de terror más universales.
f) Buscar
información sobre alguno de los autores propuestos.
g) Lectura
de los fragmentos y exposición en el aula de la información recabada.
h) Los
fragmentos, resúmenes, así como la información solicitada deberá exponerse en
una cartulina o mural. (Tanto para “El túnel del terror”- en el caso de los
cuartos”, como para el aula)
ALGUNOS RELATOS Y AUTORES
Las calzas del Diablo /Italo Calvino
Las
luces largas /Leyenda urbana
El
ladrón de cadáveres /Robert Louis Stevenson
La
pierna de oro / Historia de fantasmas tradicional francesa
Ay, ¿estás escarbando en mi tumba? /Thomas Hardy
Frankenstein/Mary Shelley
El fantasma honrado /Sorche Nic Leodhas
Annabel Lee / Edgar Allan Poe
La cabeza de la gorgona / Nathaniel Hawthorne
El
colipo / Cuento popular
estadounidense
La mujer del leñador / Priscilla Galloway
La
balada de Bill el blasfemo / Robert
William Service
La
casa embrujada / George MacDonald
El
gabinete de cedro / Lafcadio
Hearn
El
avaro entre las zarzas / Hermanos Grimm
«Q.», un
cuento parapsicològico sobre lo sobrenatural /Stephen
Leacock
Cara
de luna llena / Jack London
Macbeth William Shakespeare
La puerta del muro / H. G. Wells
Una
carta sin entregar /Newton MacTavish
La
cosa y yo /Sean O’Huigin
MÁS AUTORES ¿Y SUS OBRAS? ¿CONOCES OTROS AUTORES?
¿Y OTROS RELATOS?
MÁS AUTORES ¿Y SUS OBRAS? ¿CONOCES OTROS AUTORES?
¿Y OTROS RELATOS?
Bram
Stocker
E. A. Poe
Mary Shelley
H.P. Lovecraft
E.T.A Hoffman
Horacio
Quiroga
Guy de Maupassant
Bécquer
Bécquer
PERSONAJES
LITERARIOS
Frankenstein
Drácula
Doctor Jekyll y Mr
Hyde
Sweeney Todd
Fausto
Capitán Ahab y Moby
Dick
Sleepy Hollow (El jinete sin cabeza)
Dorian Gray
Convidado de piedra
FRAGMENTOS
El
corazón delator, E. A. Poe
Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán
de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para
esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con
rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la
cabeza, brazos y piernas.
Levanté luego tres planchas del piso de la
habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con
tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido
advertir la menor diferencia. No había nada que lavar... ninguna mancha...
ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había
recogido todo... ¡ja, ja! […]
Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí
hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido
aumentaba... ¿y qué podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso..., un
sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba,
tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído
nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía
continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta
y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué
no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las
observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía
continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia...
maldije... juré... Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé
con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y
crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más alto! Y entretanto los hombres
seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo
Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían... y se estaban
burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier
cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que
aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí
que tenía que gritar o morir, y entonces... otra vez... escuchen... más
fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte!
-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-.
¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí... ahí!¡Donde está
latiendo su horrible corazón!
EL GATO NEGRO, E.
A. Poe
[…] Y entonces, arrastrado por mis propias
bravatas, golpeé fuertemente con el bastón que llevaba en la mano sobre la
pared del enladrillado tras de la cual se hallaba el cadáver de la esposa de mi
corazón.
¡Que Dios me proteja y me libre de las garras del
archidemonio! Apenas había cesado el eco de mis golpes cuando una voz respondió
desde dentro de la tumba. Un quejido, sordo y entrecortado al comienzo,
semejante al sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta
convertirse en un largo, agudo y continuo alarido, anormal, como inhumano, un
aullido, un clamor de lamentación, mitad de horror, mitad de triunfo, como sólo
puede haber brotado en el infierno de la garganta de los condenados en su
agonía y de los demonios exultantes en la condenación.
Hablar de lo que pensé en ese momento sería
locura. Presa de vértigo, fui tambaleándome hasta la pared opuesta. Por un
instante el grupo de hombres en la escalera quedó paralizado por el terror.
Luego, una docena de robustos brazos atacaron la pared, que cayó de una pieza.
El cadáver, ya muy corrompido y manchado de sangre coagulada, apareció de pie
ante los ojos de los espectadores. Sobre su cabeza, con la roja boca abierta y
el único ojo como de fuego, estaba agazapada la horrible bestia cuya astucia me
había inducido al asesinato y cuya voz delatadora me entregaba al verdugo.
¡Había emparedado al monstruo en la tumba!
El
entierro prematuro, E. A. Poe
Ser
enterrado vivo es, sin ningún género de duda, el más terrorífico extremo que
jamás haya caído en suerte a un simple mortal. Que le ha caído en suerte con
frecuencia, con mucha frecuencia, nadie con capacidad de juicio lo negará. Los
límites que separan la vida de la muerte son, en el mejor de los casos,
borrosos e indefinidos... ¿Quién podría decir dónde termina uno y dónde empieza
el otro? Sabemos que hay enfermedades en las que se produce un cese total de
las funciones aparentes de la vida, y, sin embargo, ese cese no es más que una
suspensión, para llamarle por su nombre. […]
La
dama fue depositada en la cripta familiar, que permaneció cerrada durante los
tres años siguientes. Al expirar ese plazo se abrió para recibir un sarcófago,
pero, ¡ay, qué terrible choque esperaba al marido cuando abrió personalmente la
puerta! Al empujar los portones, un objeto vestido de blanco cayó rechinando en
sus brazos. Era el esqueleto de su mujer con la mortaja puesta.[…]
Desesperado
y aún inflamado por el recuerdo de su cariño profundo, el enamorado viajó de la
capital a la lejana provincia donde se encontraba la aldea, con el romántico
propósito de desenterrar el cadáver y apoderarse de sus preciosos cabellos.
Llegó a la tumba. A medianoche desenterró el ataúd, lo abrió y, cuando iba a
cortar los cabellos, se detuvo ante los ojos de la amada, que se abrieron. La
dama había sido enterrada viva. Las pulsaciones vitales no habían desaparecido
del todo, y las caricias de su amado la despertaron de aquel letargo que
equivocadamente había sido confundido con la muerte. Desesperado, el joven la
llevó a su alojamiento en la aldea. Empleó unos poderosos reconstituyentes
aconsejados por sus no pocos conocimientos médicos. En resumen, ella revivió.
Reconoció a su salvador. Permaneció con él hasta que lenta y gradualmente
recobró la salud. Su corazón no era tan duro, y esta última lección de amor
bastó para ablandarlo.[…]
FRANKENSTEIN, Mary
Shelley
"Monstruo odiado ¡Infame asesino! Los tormentos del infierno serán un castigo demasiado benévolo para tus crímenes. ¡Demonio inmundo! ¿Me reprochas que te haya creado? Pues, bien, acércate y extinguiré el brillo de la vida que, en mi locura, supe alumbrar en ti."
"Satanás tenía al menos compañeros, otros demonios que lo admiraban y animaban. Pero yo estoy solo y todos me desprecian."
"Si no estoy ligado a nadie ni amo a nadie, el vicio y el crimen deberán ser, forzosamente, mi objetivo. (...) Mis vicios son los vástagos de una soledad impuesta y que aborrezco; y mis virtudes surgirían necesariamente cuando viviera en armonía con un semejante. Sentiría el afecto de otro ser y me incorporaría a la cadena de existencia y sucesos de la cual ahora quedo excluido."